Arquitectura Barroca

Los Ruiz Florindo constituyen durante el siglo XVIII una explosión artística dentro del ámbito urbano de Fuentes de Andalucía y sus alrededores. Esta saga de arquitectos fue iniciada por Cristóbal Ruiz Florindo, natural de Palma del Río y asentado en Fuentes de Andalucía.

De los hijos de éste, será Juan el que abra camino a la generación de arquitectos puesto que de los cinco hijos que tuvo, cuatro se desarrollaron como maestros alarifes, siendo Alonso Ruiz Florindo el máximo exponente de esta generación de maestros alarifes, el cual será perpetuado por su hijo, Alonso Ruiz Florindo de Carmona, último alarife conocido de esta dinastía.

Policromía de las fachadas

La arquitectura de Los Ruiz Florindo está dominada por el uso del ladrillo, siendo aplicado en la composición y ornamentos de patios, fachadas y portadas. El desarrollo de la decoración se dará en planos yuxtapuestos, las zonas de tala del ladrillo se combinan con superficies despejadas a las que el uso del avitolado dota de gran fuerza expresiva. La policromía actual de las fachadas, posiblemente muy cercana a la original, potencia el carácter expresivo de estas composiciones; siendo pintadas de almagra intenso las superficies con relieve, en contraste con el blanco del resto de la fachada. El uso de la yesería también es generalizado, pero solamente en los interiores de las construcciones, sobre todo en las religiosas.

Las trazas de los edificios religiosos no presentan diferencias significativas con la arquitectura sevillana del siglo XVIII. Con respecto a la traza de la arquitectura civil, se busca una cierta regularidad con la disposición de las crujías muy clara, destacando el cuerpo de la calle de los edificios y la situación entorno a ejes transversales. Volúmenes como el mirador, que se alza centrado con la portada, contribuyen a potenciar ese carácter regular.

Equilibrio compositivo y formal

La arquitectura de Los Ruiz Florindo está dominada por el uso del ladrillo, siendo aplicado en la composición y ornamentos de patios, fachadas y portadas. El desarrollo de la decoración se dará en planos yuxtapuestos, las zonas de tala del ladrillo se combinan con superficies despejadas a las que el uso del avitolado dota de gran fuerza expresiva. La policromía actual de las fachadas, posiblemente muy cercana a la original, potencia el carácter expresivo de estas composiciones; siendo pintadas de almagra intenso las superficies con relieve, en contraste con el blanco del resto de la fachada. El uso de la yesería también es generalizado, pero solamente en los interiores de las construcciones, sobre todo en las religiosas.

Las trazas de los edificios religiosos no presentan diferencias significativas con la arquitectura sevillana del siglo XVIII. Con respecto a la traza de la arquitectura civil, se busca una cierta regularidad con la disposición de las crujías muy clara, destacando el cuerpo de la calle de los edificios y la situación entorno a ejes transversales. Volúmenes como el mirador, que se alza centrado con la portada, contribuyen a potenciar ese carácter regular.

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