CASTILLO DE FUENTES (siglos XI-XII)

CASTILLO DEL HIERRO (s. XIV – XX)

Plaza de España, 4 y calle Monjas, 6

Durante el siglo XIV, la corona castellana, en su afán de defender la frontera de los nuevos territorios conquistados del Reino Nazarí de Granada, diseña una línea de defensa basada en castillos y torreones salpicados a lo largo de la frontera del Reino Granadino, creándose la conocidísima “franja morisca”. El Castillo del Hierro fue creado para salvaguarda el reino de Sevilla de las posibles incursiones nazaríes y fue vendido por el rey a unos señores que tuvieron que añadir a sus apellidos el topónimo del lugar, es decir, Fuentes. Y es a partir de entonces donde comienza la historia del Fuentes como Villa.

Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, el castillo ha llegado a nosotros en un estado de conservación pésimo, restando de su fisionomía la torre del homenaje, los lienzo de murallas o hastiales del antiguo palacio del siglo XVIII y 3 torres defensiva del flanco de la Plaza de España. 

CASTILLO DE LA MONCLOVA (siglos XIV – XX)

CASTILLO DE LA MONCLOVA (siglos XIV – XX)

Autor del aspecto actual de estilo regionalista es José María Espiau y Muñoz

Autovía A-4. Km X

El Castillo de la Monclova se trata de unos de los Castillos Palacios con mayor entidad histórica de Andalucía; encierra miles de historias palaciegas de intrigas y traiciones, en él vivió la Princesa de Éboli, Garcilaso de la Vega maduró sus versos más conocidos, el legendario Gil Bocanegra, Almirante de Castilla, trazó sus más heroicas batallas; fue baluarte cristiano en la reconquista contra los musulmanes, por sus tierras pasó Fernando III, el Santo; durante la protohistoria fue una importante ciudad Ibera – Turdetana, con los romanos en la Península Ibérica esta ciudad fue estipendiaría de Conventus de Astigi y un paso obligado por los comerciantes y las cohortes romanas hasta Gades y desde esta hasta la capital Imperio, Roma.

En el siglo XIX, el Castillo de la Monclova pasa a  manos de la familia Mendoza constituyendo el Mayorazgo de la Casa del Infantado en este lugar. En 1910 el  décimo séptimo duque del Infantado decide reconstruir el Castillo dándole una imagen acorde con la época y el rango que ostentaba. La amistad que le unía con el afamado arquitecto sevillano José María Espiau y las inquietudes del Duque, constituyeron la actual fisonomía del monumento, bajo las directrices del Regionalismo Andaluz.

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